Memoria Agradecida…
«Dóciles al Espíritu, cercanos a todos los hermanos»
El Seminario Catequístico Juan XXIII nace como fruto del 1º Congreso catequístico Nacional de 1962, durante el Papado de Juan XXIII “el Papa Bueno” quien consideraba a la catequesis como una “Enseñanza ordenada y sistemática de la doctrina cristiana revelada por Dios y transmitida por la Iglesia para ser conocida y vivida cada vez más profundamente“ (Disc. al Congreso Cateq. Internacional de Venecia. 1961).
Aquel primer Congreso tuvo como objetivos:
- promover, impulsar y orientar el apostolado catequístico en todo el ámbito del país;
- encauzar y coordinar los esfuerzos tendientes a la preparación de catequistas capacitados por una seria formación religiosa y pedagógica;
- encarar definitivamente la organización de la Asociación de la Doctrina Cristiana en los planos nacional, diocesano y parroquial, a tenor de la reglamentación
- canónica y de las resoluciones del Episcopado Argentino.
Es en ese contexto que los religiosos asuncionistas tuvo la iniciativa de crear este seminario en 1963 para que se constituya una escuela de catequesis para los agentes de pastoral de la Parroquia Sta. María de los Ángeles, en Echeverría y Migueletes de bajo Belgrano. Con oración y trabajo el centro fue creciendo y la autoridad eclesiástica lo constituye en 1964 como “Seminario Catequístico Palermo”, nombre que llevó por aproximadamente diez años.
En 1973, se traslada al Colegio de las Esclavas del Sgdo. Corazón de Luis María Campos y Maure, pasándose a llamar “Juan XXIII” y encargándoselo al P. Alfredo “Alfie” Kelly sac (Sacerdote Palotino) – párroco de San Patricio – por sus aptitudes para la catequesis y la pastoral juvenil quien le da la impronta que lo hizo alcanzar su esplendor incorporando a varios profesores, entre ellos la Hna. Rita Bosch y el Pbro. Manuel “Manolo” Trevijano.
El P. Kelly es asesinado junto a otros sacerdotes y jóvenes en la madrugada del 4 de Julio de 1976 y es a los pocos días que Mons Rissotto le ofrece al P. Manuel Trevijano tomar la posta. Con las propias palabra de él «hice de tripas corazón y me tiré desde lo alto del trampolín. Había venido de España a servir a la Iglesia, en la salud como en la enfermedad, en la riqueza como en la pobreza»
Así es como el P. Manolo se hace cargo del seminario en Belgrano y alrededor de 1985 se vio la necesidad a pedido de Mons. Luis Villalba de abrir una sede en la Vicaría Flores, y la sede fue la comunidad Marianista. Luego por crecimiento y falta de lugar se pasó al Inst. Mons. Sabelli, el padre Manolo siguió siendo el director hasta su muerte el 10 de noviembre de 2000.
Durante 7 años se fue dando continuidad a la tarea gracias al aporte del equipo de profesores y el apoyo de la Junta Catequística Arquidiocesana, sobre todo en la persona del Director Pbro. Alejandro José Puiggari.
A principios de 2008 se decide el cambio de dirección y también de sede mudando el seminario del Instituto Mons. Sabelli a la Casa Pastoral de la Basílica San José de Flores y constituyendo un Consejo Directivo para dar al seminario una gestión más colegiada. Son características de estos últimos años: el trabajo en equipo, el clima de fraternidad y la promoción de los espacios comunitarios de oración guardando con fidelidad el estilo que ha tenido siempre el Seminario.
Hemos ido realizando algunos cambios en el plan de estudios:
- agregando algunas materias dogmáticas que considerábamos necesarias.
- Profundizando la pedagogía de la fe y la metodología catequística otorgando más carga horaria a dichas materias e implementando un itinerario de observaciones y prácticas catequísticas para aquellos que aspiran a recibir el título arquidiocesano.
- Organizando el plan de estudios en bloques que permitan acceder a la formación a aquellos agentes de pastoral interesados solo en algunas temáticas.
- Dando mucha importancia al acompañamiento y al discernimiento vocacional para lo cual implementamos el rol de los tutores y una experiencia de estilo catecumenal que viven nuestros alumnos como el mejor modo de asumir la misión de ser testigos de la fe hoy entre sus hermanos.
Es así como nuestro Seminario, siguiendo las orientaciones del Catecismo de la Iglesia Católica ( CATIC ) propone una enseñanza ordenada y sistemática de la Fe –según la definición de San Juan XXIII- en diálogo permanente con la situación cultural actual y siendo fieles a de la pedagogía de Dios, de Jesús y de su Iglesia. Pero actualizamos la definición de catequesis más acorde a esta realidad:
«La Catequesis es un camino de crecimiento y maduración de la fe en un contexto comunitario – eclesial que da sentido a la vida. En efecto, por medio de la catequesis todos los hombres pueden captar el plan de Dios Padre –centrado en la Persona de Jesucristo– en su propia vida cotidiana. Además pueden descubrir el significado último de la existencia y de la historia.» (Juntos para una evangelización Permanente, CEA, nº 50)
Asumimos la necesidad de renovarnos permanentemente en la formación que ofrecemos porque:
«La formación de catequistas tiene como objetivo primordial modelar un discípulo con las actitudes y habilidades inspiradas en la persona de Jesús, maestro y evangelizador. La formación de catequistas intenta gestar un animador eficaz del Itinerario Catequístico entre sus hermanos de fe, dentro del marco eclesial, acompañándolos en el camino del discipulado cristiano. Dicha formación se inspira en la originalidad de la pedagogía de la fe y conlleva las dimensiones del proceso catequístico: situación–experiencia, anuncio, celebración y discipulado.» (Cfr. Formación catequística en sus distintos niveles, CEA, nº 99/100 y 101)
Con gran alegría hemos vivido la canonización de Juan XXIII y es por eso que, aprovechando la ocasión de la presentación de nuestro proyecto pedagògico pastoral, solicitamos se nos autorice a llevar el nombre de “Seminario Catequístico Arquidiocesano San Juan XXIII”
«No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia. En la convocatoria del Concilio, San Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; fue el Papa de la docilidad al Espíritu. » (Papa Francisco, 27/4/2014, Homilìa en la canonización)
Bajo su protección queremos decir como él: «He mirado a tus ojos con mis ojos. He puesto mi corazón cerca de tu corazón»