Según el Magisterio local,

«En cuanto al contenido entendemos la catequesis como un acto de comunicación. Es comunicación:

  • del Evangelio al hombre concreto;
  • realizado en la Iglesia, con la fuerza del Espíritu Santo
  • de carácter Cristocéntrico – Trinitario [1]

En cuanto a la estructuración de los contenidos se plantea:

  • una estructura a partir de ejes, o núcleos fundamentales, que responde a  propuestas pedagógicas adecuadas a nuestros objetivos que apuntan todos al ser, al saber y al saber hacer;[2]
  • un desarrollo progresivo en ciclos o etapas que respeta lo procesual del aprendizaje;
  • una metodología de trabajo que integra la propia experiencia de los participantes, como  criterio para la construcción de los conocimientos.» (Formación Catequística  en los distintos niveles, n º 158/159)

Para ello, buscamos integrar de manera armónica:

El eje antropológico que debe:

  • facilitar la comprensión del misterio del hombre desde la cosmovisión cristiana;
  • mostrar claramente que el hombre y su situación  – individuo y comunidad – son punto de partida y contenido catequístico;
  • brindar los elementos necesarios de una antropología teológica que ayude a descubrir a Dios que se comunica y transforma y al hombre capaz de abrirse a Dios;
  • fundamentar, en la coherencia que exige la dignidad humana, la necesaria síntesis fe-vida;
  • ofrecer los elementos sociológicos imprescindibles para comprender la realidad socio-histórica actual;
  • proponer la valoración de la cultura y la inculturación del Evangelio, como clave para el ejercicio de la misión de la Iglesia hoy. (Formación Catequística  en los distintos niveles, n º 161)

El eje bíblico – cristológico que debe:

  • introducir en la lectura de la Biblia y en la transmisión del contenido de la  Revelación sobre la base de la Tradición y la Escritura;
  • aportar para ello los elementos hermenéuticos mínimos;
  • iniciar en el manejo de ambos Testamentos y la comprensión de los Evangelios como la original “catequesis de Jesús”;
  • presentar a Cristo Encarnado  que culmina, en su Pascua y con el envío del Espíritu Santo, el proyecto del Padre: es el que da sentido a la historia; desde Cristo se  abre al misterio trinitario;
  • plantear el mensaje y dinamismo del Reino inaugurado en Jesús, de tal modo que facilite descubrir los signos de los tiempos y la búsqueda de las “Semillas del Verbo”; (Formación Catequística  en los distintos niveles, n º 162)

El eje eclesiológico que debe:

  • presentar la Iglesia, Pueblo de Dios y misterio de comunión, como destinataria y testigo de la salvación; como lugar de crecimiento en la comunión y entrega servicial a todos, especialmente a los mas pobres; misionera en el mundo para mostrarle el designio liberador de Dios;
  • anunciar el destino escatológico de la humanidad y del mundo;
  • presentar a María, mujer, virgen y madre de Cristo, primer testigo del misterio de la Encarnación, la Pascua y Pentecostés ;
  • presentar el Credo, la liturgia y los sacramentos; la moral, los mandamientos, las bienaventuranzas, la oración, la ascética en función del crecimiento de fe del catequista y de los interlocutores de su catequesis;
  • cuidar que todos los contenidos de fe que se presentan, obedezcan a:
  •  un replanteo de la propia fe y de la vocación catequística
  •  el ejercicio del ministerio catequístico
  • una integración de fe, vida y cultura

(Formación Catequística  en los distintos niveles, n º 163)


[1] cf. DCG97 98 – 100, particularmente 99

[2] cf. DCG97 238