Agosto mes del Catequista 2020

Agosto mes del Catequista 2020

Historia de esta carta: hace unos años, cuando todavía era seminarista,
el hoy Padre Pedro Giudice nos acompañó todo un año en los momentos
de oración permitiéndonos tener un rato de adoración una vez al mes.
Como yo sabía que tenía una hermana en el Carmelo de Villa Pueyrredón,
le pedí que nos enviara un mensaje especial. Vale la pena compartir hoy con ustedes aquella carta que no pasa de moda y es un mensaje de mucha profundidad. Espero que lo disfruten y lo hagan oración en este día. Abrazo.

Laura de Isla

“Sólo Dios basta”

Queridos catequistas (o futuros catequistas):

Con esta frase de santa Teresa, quería empezar este compartir la oración con ustedes. Es, probablemente, una de sus palabras más conocidas y pienso que es justo que sea así, porque la define un poco a toda ella, en su vida de hija de Dios, de esposa de Cristo, de madre de las almas, sólo Dios bastó; Él fue siempre su centro y su cimiento. Y es, seguramente, una de sus herencias más lindas para nosotros: Sólo Dios nos basta, estar solos con Él, que Él basta; apoyarnos sólo en Él, y eso basta; confiar sólo en su Amor y su Misericordia, nos basta.

Pero antes de seguir, me presento: soy la hna. Lucía María de Jesús Eucaristía, carmelita en el monasterio de santa Teresita (Villa Pueyrredón), donde entré hace 3 años. En mi familia, soy la menor de seis hermanos, entre los que está Pedro, seminarista, a quien quiero mucho y con quien me alegro de compartir este camino de seguimiento de Jesús, cada uno donde Dios lo llama.

Hoy están rezando junto a santa Teresa, quien, para nosotras, carmelitas, es nuestra madre y, junto a toda la Iglesia, estamos celebrando los 500 años de su nacimiento. Este año jubilar, fue para mí un descubrir la riqueza de esta gran santa que sólo quiere llevarnos a poner los ojos fijos en Jesús. Les confieso que cuando empecé a leer lo que ella escribió, pensé que nunca iba a entenderla, me parecía imposible descifrar lo que decía. Pero me recomendaron leerla en voz alta (en un lugar donde nadie me viera, por supuesto…) y ahí fue que me di cuenta que el español antiguo es nada más que una barrera (y bastante fácil de superar, si se persevera un poquito) a ese gran tesoro que es santa Teresa: ella es en verdad una gran experta en el corazón humano y, con toda sencillez, nos habla de sus idas y venidas a Dios, lo que hace que nos podamos reconocer en su vida muy fácilmente.

Pero, ¿es verdad que Teresa de Ávila, al haber nacido hace 500 años, en tiempos tan distintos a los nuestros, tiene algo para decir al cristiano de hoy si no es monja carmelita? Son muchos los que a lo largo de estos siglos encontramos en ella respuesta a los interrogantes más profundos. Creo que ponernos a leer sus obras nos puede costar un poco al principio porque somos hijos de nuestro tiempo y nuestra cultura nos impulsa a buscar lo novedoso y superficial. Pero, creo también, que todos tenemos una profunda sed de más, porque, como dice san Agustín (santo al que Teresa admiraba mucho): “Nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Y en este conocimiento del ser humano y sus deseos de Dios, Teresa es realmente experta y es también maestra de vida para quienes quieren llegar a decir con ella: “Juntos andemos, Señor”. A su intercesión, a la que también los animo a encomendarse, los confío a cada uno, para que, como les pide el Papa Francisco, ¡permanezcan en Jesús! “Se trata de permanecer unidos a Él, con Él, hablando con Él. Sólo el encuentro con el Señor nos pone en marcha, nos empuja a salir de la autorreferencialidad. Quien pone a Cristo en el centro de su vida, se descentra” (Francisco, La vocación de ser catequista, 27/9/2013). Y creo que esto es los que les pasa un poco a ustedes: con un corazón generoso y donde reina Jesús, tienen la necesidad de que otros lo conozcan. Pero, con el Papa, los animo también a no descuidar nunca ese lugar de encuentro diario de ustedes con Jesús, por más actividades y responsabilidades que tengan: “Si en nuestros corazones no está el amor de Dios, de su amor, de su ternura, ¿cómo podemos nosotros, pobres pecadores, inflamar el corazón de los demás?”

Agradeciéndoles la incomparable tarea que llevan a cabo en la Iglesia, les pido que recen por nosotras y desde el Carmelo los recuerdo ante Jesús,

Lucía María de Jesús Eucaristía

Seminario Juan XXIII

Website: